viernes, 7 de diciembre de 2012

SEMBRADORA




Soy la jardinera sin paga
y de a puchitos
que entre flor en flor
quita las hojas secas
y agita las plantas para que caigan
a borbotones
las semillitas.

Por eso
cuando emerge la flor
/en no sé qué momento/
el perfume y el color
me extasían.

Desmedido pago
me está obligando
a la siembra
perenne

de la poesía.

De "Poemas de la Soledad", Editorial Vinciguerra, Bs. As., l994


                                                                                     Susana Quiroga

jueves, 29 de noviembre de 2012

Mi perra Evaluna

Mi perra cachorro
me mira con sus ojos negros
solo un brillo entre el flequillo negro
  
su corbata blanca le apuñala el pecho
calladita como una buena niña
espera
el bocado precioso del pan tostado
con un poquito de queso

pedigüeña
encanta
en el crujido de las rebanadas

/mi perra niña /
Evaluna
   ***

Un ruidito extraño desvela a la abuela

todo es silencio
pero ella percibe presencias

/aparente calma/

debajo del lecho
dos pequeños
un niño y una perra se esconden
en confabulado silencio
                de los otros pájaros
                del aire del viento
                de las miradas
                y de otros juegos

domingo, 25 de noviembre de 2012

25 de noviembre: DÍA INTERNACIONAL DE LA ELIMINACIÓN DE LA VIOLENCIA CONTRA LA MUJER


“Nada traduce toda la tempestad de mi alma”. Minerva
  En este día, recordamos sucesos injustos que culminaron con la rebelión y posterior muerte de tres valientes hermanas: Minerva, Patricia y María Teresa Mirabal, las Mariposas, Mariposas de la Libertad.
Un 25 de noviembre de 1960 asesinan a las Mariposas y por esta razón en 1993 la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Si bien es cierto que el contexto fue la dictadura de un país, Rca. Domincana, sabemos que la injusticia y la rebeldía con estas características son universales. Luchar por la igualdad, libertad social, política e histórica es una ambición del hombre, llámese varón o mujer, en este caso de la mujer. Y sabemos también, que la lucha no ha terminado y que asume diferentes manifestaciones en el mundo. Lo cierto, que las acciones de estas tres mujeres constituyen un  testimonio de la dignidad humana.
                 Escritores, poetas, narradores y dramaturgos no han cesado de expresar su admiración, a través de la palabra, en diversos géneros literarios. Entre otros, Pedro Mir, poeta nacional dominicano, en un extenso poema Amén de Mariposas, expresa la tragedia del asesinato de las tres heroínas. La destacada escritora Dominico-Americana, Julia Alvarez escribe una reveladora y bella novela, En el tiempo de las mariposas, basada en la vida de las hermanas Mirabal, .Mario Vargas Llosa en su novela La fiesta del Chivo, narra el asesinato de Trujillo y habla del crimen de las Mirabal como una de las mayores atrocidades del régimen. Adela Mirabal, “Dedé”, hermana menor sobreviviente, escribió su único libro Vivas en su jardín, donde cuenta la valiente lucha de sus hermanas por la libertad de su país. El cineasta ariano Barroso llevó a la pantalla la adaptación de Rodrigo García y de David Klas. Tuvimos la oportunidad de presenciar en Santo Domingo representaciones teatrales sobre esta significativa historia.
En el malecón de Santo Domingo, Capital de Rca. Dominicana, en la Avenida G. Washington se erige un obelisco con la pintura de las hermanas del artista Dustin Muñoz titulada “Alegoría a la libertad”. Todas estas manifestaciones artísticas nacidas de la conmoción que provocara en el mundo este hecho trágico, nos expresan el deseo de trasmitir un ejemplo de heroísmo.
                    Y nosotros, desde esta Página literaria, expresamos nuestro homenaje a esas mujeres, y a todas las que se sacrificaron y sacrifican por el Amor, la Justicia y la Libertad.
 
Susana Quiroga

De cómo el cuerpo es una alegoría política en la novela

La menstruación de las mujeres encarceladas es también una menstruación política en tanto alegoría de la situación política del movimiento clandestino. En la prisión en que se encuentran recluidas las tres hermanas, "casi todas (las prisioneras) han dejado de menstruar" (237), es decir, que la actividad política de las miembros del movimiento ha cesado a causa del encarcelamiento. Luego, en la visita a la ginecóloga, Minerva convierte su cuerpo en una alegoría de la situación política:

“…-Vinimos por nuestra menstruación- empecé a decir, mirando la pared para detectar el micrófono. De todos modos, el SIM se enteró de todos nuestros problemas femeninos. Delia se tranquilizó, pensando que ésa era la verdadera razón de nuestra visita. Hasta que pregunté, en forma nada metafórica:
       -¿Habrá quedado alguna actividad en nuestras viejas células?
       Delia me fijó con la mirada. -Las células de tu organismo se han atrofiado, y están todas muertas-
respondió.
        Debo de haber parecido muy apenada, porque Delia se ablandó.
       -Quedan unas pocas vivas, claro. Pero lo más importante es que están surgiendo otras nuevas. Deben dar un descanso a su cuerpo. Verán que la actividad menstrual vuelve a comenzar el año próximo. (265)”

 Fragmento de “En el tiempo de las mariposas”, Julia Álvarez


jueves, 22 de noviembre de 2012

DOS MIRADAS PARA UN POEMARIO: VUELVE CUANDO LA LLUVIA de Susana Quiroga



EL PRINCIPIO
   
La Vida es como una canción que rueda, se evade por el aire, surca las montañas como una baguala.
Empecinada, canta en el agua y brota en la tierra iluminada por el sol.
A veces, se pierde entre las nubes que huyen.
Otras, taciturna, se ovilla en la soledad.
Nostálgica, se amamanta en el dolor.
Un día, amanecida, busca la primera estrella.
Y no sé en qué instante, retoña esperanzada y tañe el corazón.

Vuelve cuando la lluvia…            
                                                   S.Q

DE LLUVIAS Y BAGUALAS

Susana Quiroga introduce su poemario con una breve reflexión sobre la vida. No por breve menos profunda. En principio la vida es equiparada a una canción. Más precisamente a una baguala, canto que acompañado de la caja, integra un ritual sagrado y a veces festivo, característico de la cultura andina. Se trata de un canto ancestral, íntimo, donde la tristeza y el dolor no siempre están ausentes. La vida es entonces como una canción que brota, se pierde, desanda soledades y dolores, se empecina, amanece, retoña…
Vuelve cuando la lluvia es el título de este  libro y la frase, que tomada de Olga Orozco, cierra la reflexión. La lluvia es símbolo de vida. Al provenir del cielo está emparentada con la luz. Luz que desciende sobre las cosas de este mundo purificándolas. Como las lágrimas que liberan al ser atribulado. Así también después de la lluvia hay un renacer de la naturaleza. Hildegarda de Bingen comparaba la lluvia con la fuerza vital del alma que hace florecer el cuerpo. Un nuevo brote se abre. Germina la semilla. La tierra se prepara para nuevos frutos…
Lluvia y baguala amalgamadas para contar la vida. Como una canción que rueda, la vida no se detiene. Canta para celebrar, para alivianar las penas, para instaurar esperanzas nuevas… gira en el viento y vuelve… (1)
La vida es un círculo que vamos creando desde el nacer al morir. Un círculo que se inicia con la primera soledad, la de ser arrojado al mundo. Luego vendrán asombros, despertares, amores, fecundidad, cuidados, desconsuelos, pérdidas,  abandonos. .. Pequeños rituales que sostienen con engarces sutiles…Y otra vez la soledad, que cierra el círculo a la hora de la muerte. El poeta Salvatore Quasimodo lo enuncia así:
Cada uno está solo/ sobre el corazón de la tierra/ traspasado por un rayo de sol/ y de pronto anochece…
Versos de una profunda sabiduría que expresan la fragilidad de la condición humana y su radical soledad. Sin embargo, la lluvia… Su canción esperanzada. De eso trata este libro hecho de lluvias y bagualas, de ausencias y de presencias tibias, pequeñitas, que enamoran y cubren como una manta  urdida en el telar amoroso de la vida.
La hermosa edición de Vuelve cuando la lluvia (2012) de la escritora Susana Quiroga estuvo al cuidado de apóstrofe ediciones. Una obra  más para celebrar en el universo literario,  a  la espera del libro que vendrá…
                                                                                               
Nélida Cañas, escritora cordobesa.
                                                                        
(1)     Olga Orozco

CANCIONES DE ESPERANZA, DE AMOR FILIAL, A TODO CORAZÓN
                                                                                              
¿Cómo imaginar la nostalgia de la poeta? ¿Cómo captar el sentimiento y la nostalgia de las cosas idas, de los seres queridos? ¿Cómo indagar los temas que abarca Susana Quiroga a lo largo de este intenso y nuevo poemario, Vuelve cuando la lluvia? Y  más que todo, cómo intentar el comentario, --nada de análisis ni de crítica—sólo se trata de aproximarnos a ese yo poético “de suave melancolía”, con “la casa tierna y dulce” cuando “el amor está lejos”…
                Vaya, me dije, porque la sensación de estar frente a lieds, a esos cantos de Novalis o a algunas líneas de Rilke, fue justamente eso: sensaciones, asimilaciones de la cultura poética, para sopesar la mirada de la poeta que observa que “la lluvia cae mansa” o el paisaje tan suyo acaso, “el rocío de los tréboles” o simplemente “el aire de las montañas”.
Pero también la fibra íntima se desborda y clama “treguas” a Dios, para lograr “un respiro en la lucha” y abrazar a su niña, “ojos de ciruela”—me juego por su nietita Lucía—“que no llega a los tres años”, porque la línea sencillista aflora con toda su magia y traduce la ternura en el juego-madre-hijo-nieta, logrando la imagen: mi niña es el poema. ¿Canciones de amor? Sí, claro, pero también canciónes de esperanza, tema que ofrece una constante recursividad estilística en el poemario.
   Y si me digo que hay que hablar de “composición”, puedo equivocarme: ¿acaso ya no están antes, ya no vienen  los poemas” con el viento de los pájaros”? Canto a la vida, que “retoña esperanzada” me digo, también el dolor y la nostalgia de la partida del amor (mujer-agua-tiempo) para una “historia inconclusa de amor” (recordemos  su poemario Verano Intenso).
                ¿Cómo seguir aproximándose al mundo poético de Susana Quiroga? Sigamos leyendo Vuelve cuando la lluvia, ese mundo de paisajes de Yala, atesorando los seres queridos y acaso, siempre acompañada en lo cotidiana, rodeada de cariño.
Pero en la creación, en “esa pausa del tiempo esperanzada”, mejor “sola, adentro en el corazón” y escribir, munida de una intertextualidad de grandes poetas, como Olga Orozco, matriz disparadora en el fraseo, mejor,  inspiración, me corrijo.
                Claro, una fuente genuina de inspiración, para desplegar un excelente, emotivo, fuerte poemario, Vuelve cuando la lluvia.
   Sebastián Jorgi, escritor bonaerense.
 

domingo, 11 de noviembre de 2012

MI LEONARDO FAVIO



Algunos recuerdos hoy desapercibidos de mi querido Leonardo Favio. R.A.

Ahora que su lamentable desaparición física ha provocado tantos y tantos comentarios (más que merecidos en su caso), quisiera hacer notar algo que ha pasado desapercibido. Cuando lo conocí, él era el actor preferido de Leopoldo Torre Nilsson, de muchas de cuyas principales películas fue protagonista.
Y algo más no ha sido recordado, esta vez probablemente con razón. Uno de sus primeros títulos como director, a cuyo preestreno me hizo el honor de invitarme, no muy bien recibido entonces por la crítica y los dueños de salas, fue en cambio tan conmovedor para mí que me llevó a escribir un texto: “El canto del cine”, que él llegó a ver y que recién en 1967 publicó el diario La Capital, de Rosario. Decía así, y es importante al leerlo ubicarse en la época:
“Cuando las luces se encendieron sobre el rastro del satélite que, cruzando melancólico el cielo de la pantalla, pone punto final a uno de los filmes más líricos y auténticos del (ahora sí) nuevo cine argentino, esa sensación de exaltada ansiedad por comunicarse que suele dejarme el descubrimiento de una obra de arte original, se unió a la duda de que el cabizbajo y nervioso director Leonardo Favio, parado a nuestra espalda durante aquella exhibición privada –realizada hace ya casi dos años—de su “Este es el romance del Aniceto y la Francisca, de cómo quedó trunco, comenzó la tristeza y algunas pocas cosas más”, quizá iba a creer que mis expresiones de entusiasmo eran sólo de compromiso. (Por suerte, quizá ahora que va a leerlas escritas, llegue a creerme.)
“Y quiero escribir sobre el “Romance…”, no sólo por lo injusto del recibimiento con que cierta crítica (pienso en la de La Prensa, específicamente) y ciertos exhibidores –el de su sala de estreno en Buenos Aires—quisieron disminuirlo o silenciarlo. Ni porque aquel movimiento valiente, intuitivo y desordenado que se dio en llamar “nuevo cine argentino”, y con cuyos orígenes algo tuve que ver, haya logrado recién ahora (mi homenaje, al pasar, para “Alias Gardelito”, de Lautaro Murúa), cuando parecía –y quizá esté, por desgracia—definitivamente sepultado, una obra maestra (así, con todas las letras). Sino también, y sobre todo, por lo que este maduro film del talentoso y sensible creador que nos ha resultado este Leonardo Favio, tiene que ver con la poesía.
“No conozco otro en todo el cine argentino –y no muchos en el extranjero—que alcancen un lirismo tan hondo, tan evidente, tan legítimo, tan conmovedor. Visión auténtica del manoseado cuando no olvidado interior del país, sin folklorismos recargados y facilones, con acción, lenguaje y clima, con personajes logrados y tocantes, gozando de un buen guión (el cuento original es de Zuhair Jury, hermano de Favio) y una maravillosa fotografía (consagración de Juan José Stagnaro), donde descuellan el descubrimiento –antes que la TV—del expresivo Federico Luppi, la madurez de María Vaner y una Elsa Daniel desconocida. Todo ello dentro de una brillante y emotiva dirección general. (Lo que no quiere decir nada si no se comprende que, aquí, la de “director” no es una denominación más o menos técnica, sino el sinónimo de creador.) Porque todo, todo el film está embebido de la sensibilidad e inteligencia fluidas de Leonardo Favio. Es realmente, y pese –o gracias, claro—a la excelente calidad de todos sus colaboradores, un verdadero “film de autor”.
“Ahora que en Buenos Aires alguna sala se larga a volver a darlo, y que seguramente comienza a llegar a los cines del interior, ese interior que evoca tan dignamente, pensé que debía escribir estas líneas –anticipando el éxito y la resonancia que tarde o temprano, indefectiblemente, tendrá—como un llamado de atención para el espectador atento y como un fraternal y agradecido homenaje a Leonardo Favio y a todo su equipo.”
Así saludaba yo entonces, en 1967, cuando su extraordinario “Romance del Aniceto y la Francisca…” aún no había sido debidamente valorado, a Leonardo Favio. No veo por qué, ni tampoco siento, que deba despedirlo ahora con otras palabras.

Por Rodolfo Alonso, poeta, traductor, ensayista, columnista de Pregón- Jujuy .

viernes, 9 de noviembre de 2012

CUANDO LAS LETRAS SE VISTEN DE JÓVENES



Paula Soruco, escritora jujeña, psicóloga, cálidamente, nos entregó en propias manos su libro Ilob. Al leerlo, encontramos textos que rozan el fluir de la conciencia, una escritura con un ritmo y estética diferente que nos hace pensar en la vida y la condición humana, en la visión de una joven que enfrenta el mundo con sus espacios  de luces y sombras.
Un lenguaje rico y fragmentado, sensual y dinámico, sortea las tres partes del libro con imágenes alucinadas que exigen un lector atento, dispuesto a acompañar a un yo lírico que juega, que observa, que arriesga, que invade con sensaciones y percepciones que hablan de temas existenciales: amor, esperanza, desesperanza…
La autora ya publicó Illinois y Cornisa, ahora Ilob. ¡Felicitaciones!

52
Hicimos fuego y ni siquiera nos encandilamos, pasábamos a otra cosa, todo natural. Lo que pasa en los incendios acá, no teniendo cuerpo de bomberos, es que se instalan criaderos. Un juego de mesa que termina en mansión o bancarrota, la cual sin embargo tiene ovejitas, árboles alrededor y una dimensión más humana. Espantándome unos mosquitos descomunales. Ni ríos quedan, todo es ceniza. Productos de una pirotecnia de especie. Ruedo a vos y la fricción nos enciende la boba piel y sábanas.
Dinamita. Horas que te fuiste y siento el retumbar. Explosiones de una playa cerebral. Llegan destellos, lucecitas breves en la conducción acuática de mis ojos frente al mar. Y así veo. Pelos de la luz y tu rostro sentado frente al mío, opinando sobre alguna cosa. Un año nuevo vestida de blanco brasilero. Estúpidamente transparente y feliz.

71
Piernas haciéndose nudo con otras piernas. Dormir trenzados y amanecer, en el cuerpo de la conciencia de la trenza. Ese tipo de elasticidad para llevar. Erguidos y lejanos continuar trenzados y que lluevan meteoritos. Vos allá, yo acá.

73
A quién pudo ocurrírsele que comerse una manzana pudiera desatar una fiera, murmurando cosas al oído. Soñé que construía un muro en el frente de mi casa y por falta de insumos o de convicción mutaba en cerco de leños
largos, algo relativamente fácil de saltar. Pasaba baldíos y mi papá en una habitación precaria cuidaba un fuego.