“… Enseñarás a volar
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño…” T de C.
pero no volarán tu vuelo.
Enseñarás a soñar,
pero no soñarán tu sueño…” T de C.
Estamos viviendo
días de primavera, y simultáneamente recordando el ser docente. Difícil misión
del maestro o profesor. Su objetivo, el mismo: enseñar, educar con FE, fe en el
niño, en el joven, en su presente, en el futuro.
De esa fe nace el compromiso con el hombre y con el acontecer que señala.
Como docentes, luchamos para brindarles
armas para que sean mejores personas, para que sepan que, a pesar de las sombras,
la mayor parte de la humanidad quiere volar, soñar, cantar, vivir.
Teresa de Calcuta decía: “Enseñarás a volar/ pero no volarán tu
vuelo. / Enseñarás a soñar, /pero no soñarán tu sueño…” Lo importante, las herramientas
recibidas que ayudarán a construir un mundo superior al de sus maestros.
El 11 septiembre, Día del maestro, en homenaje a Domingo
Faustino Sarmiento que murió ese día en 1988. Sarmiento creía en la educación, como lo
expresa el Himno dedicado a él: “Por ver grande a la Patria tú luchaste /
con la espada, con la pluma y la palabra…”
Y
el 17 de septiembre, Día del Profesor,
en homenaje a José Manuel Estrada, uno de los más destacados intelectuales de
su época. Había nacido el 13 de julio de 1842 en Buenos Aires y murió el 17 de
setiembre de 1894 en Asunción del Paraguay. Figura apasionada, testimonio digno del tiempo.
Y hoy, en esta casi
primavera, cuando las ramas de los sauces caen bellamente y se visten de nuevas
hojas, cuando la naturaleza toda renace con aromas milagreros, quiero recordar
a mis maestros, a mis profesores, aquellos que me formaron con pasión y
exigencias, y a quienes escuchaba con emoción. Los veo caminar por nuestras
calles, a los que partieron a otro cielo, en mi corazón. Sus voces claras perviven en mi emoción. Es entonces,
cuando anhelo haber logrado la repetición de ese sentimiento mágico para que el entramado maravilloso del
dar y recibir siga tejiendo la existencia.
¡Felicidades docentes, adelante con fuerzas, generosidad y
alegría, con esperanzas en los sueños, que se renuevan y florecen como
la naturaleza, en primavera.
En vuestras manos, palpita un umbral, una
gracia, un canto.
Susana Quiroga