Madre e hijo por Gustav Klimt
En este mes de
octubre se nos entretejen dos imágenes maravillosas, la de la Virgen María y la
de las madres. Decimos que se entretejen porque en su misión se parecen, en
nuestras oraciones son una, y quisiéramos que su tierna luminosidad se refleje
en cada mujer que ama a los suyos, en cada madre. Deseamos que sus manos tengan la tibieza del nido, la primavera del vuelo
de los pájaros, para la caricia, para el inefable consuelo. Que todos los días habiten
en nuestras vidas, con su presencia tangible si tenemos la suerte de que nos
acompañe, o en el recuerdo.
Que todas las madres podamos
ser testimonio de amor, siempre.
¡Felicidades, mamás!
MADRE
A mi mamá
Ya las flores nos
pintan la ternura
de este octubre
y la otra Madre nos aroma
y en un rosario de miradas
nos hallamos
vulnerables,
enraizados
indelebles
las abuelas con sus manos de harina
las bisabuelas con su piel de jazmines
y tu presencia, madre
ardorosa de esperanza
y los hijos, obstinados
en el retorno
Y yo dejo que mis dedos
una a una
recorran esas cuentas
y les den forma
/en suave rezo/
de un tiempo empecinado
desbordado de ansiedades
mientras tanto
un ángel
nos contempla
trasnochado
de nostalgia
Susana Quiroga
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