lunes, 15 de julio de 2013

VISITAS




El llamador de ángeles gira alborotado, alegre. Sus brazos de metal tañen al compás de la brisa que entra por la ventana. Los sonidos cantan, me llaman, juegan, me llenan de esplendor. Es noche, despertarán a mis nietos.
_Silencio -digo. Con mi dedo en los labios y en muda confidencia, sonrío,  los despido, cierro la ventana.
¡Ah, mis ángeles!

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