miércoles, 18 de septiembre de 2013

TRAVESÍA CREADORA

Hace frío, aquí, en Yala, en este valle rodeado de verdes montañas atravesado por ríos y límpidos manantiales que bajan de las cumbres.
        No estamos acostumbrados al frío de estos días ni a la nieve que transformó bellamente el paisaje. Tampoco las casas están preparadas, y los leños arden insistentes en las chimeneas, se trenzan y se elevan como los sueños y con el olor a piñas. El frío se hace sentir. Y cuando el sol ilumina tímidamente me refugio en la galería toda de vidrios que da al norte de mi casa. Efecto invernadero, noble y cálido.
        Entonces, da gusto enhebrar palabras, intentar decir, armar ensueños, memoria y recuerdos. Elegir pantallazos que aparecen y desaparecen, tomar uno de ellos  y vestirlo con enunciaciones que aroman y brillan como los rayos del sol. El pantallazo ya es idea, es música y reflexión, quizás el comienzo o fin de un cuento, de una novela, o relámpago fugaz de un poema. Recorre un sendero creativo, desde la inspiración al texto nutrido de intimidad, realidad e imaginación.

            Todo un proceso de goce, de pasión. Largo camino, como la vida misma, como el viaje aventurero de Ulises hacia Ítaca.
             ¿Qué momento cultivará? El de la víspera, el del final? Lo cierto, que viajamos con el bagaje de sueños e ilusiones, encuentros y desencuentros, búsquedas y desafíos hasta llegar, quizás, al texto único, trabajado con la obsesión que requiere el caminar. Porque de eso se trata, de seguir, continuar hasta encontrar el escrito ansiado, final.

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