Hace días que una
golondrina se posa en la reja de mi ventana. Desde mi escritorio la contemplo,
no son frecuentes las golondrinas, sí, muchos otros pájaros que planean en mi
jardín. Es que estamos en primavera. Al amanecer, llega y canta de barrote en
barrote, Sus tijeras se abren en cada salto. Sé que me mira, las luces están
encendidas, pero no se va, insiste en su aparición. Luego, salta a la rama
más cercana de la palmera y comienza la subida, en cada salto un año de vida. Y
el tronco se hace cada vez más grande, crece dejando las huellas de otrora hojas,
se aferran a él helechos diversos, alguna pajarilla, en realidad orquídea silvestre.
Ellas alimentan de verde y flores el recio tronco marrón.
Y de pronto, una flecha fugaz, es la
golondrina que desea que la mire y la escuche gorjear nuevamente. Canta y
desaparece. Quizás regrese al atardecer, La esperaré como espero los anhelos y
sueños, esos que me dicen que la Naturaleza es bella, y que yo formo parte del Vivir.
Bellísimo instante. Solamente quién lo vive con intensidad, puede decirlo con las palabras justas y sentidas como vos.Un abrazo Susana. Yede
ResponderEliminarGracias, querida poeta. ABRAZO DEL AMANECER.
EliminarHermosa vivencia, hermoso relato, bella y poetica reflexión, querida Susana.
ResponderEliminarGracias, mi querido escritor de riquísimas Memorias
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