sábado, 17 de diciembre de 2011

Carta Perdida


Hoy me llegó una carta perdida de mi querido amigo escritor Sebastián Jorgi. Digo perdida porque la encontró archivada, olvidada, no enviada, a la deriva, en los cielos virtuales. Palabras obstinadas que no quisieron eliminarse porque sabían que correspondían a una mirada intensa que se conmueve con la poesía. La nota tiene más de cuatro años, cuando le llegaron los libros de poemas Una y Verano intenso. Apenas nos conocíamos, a la distancia.
La comparto.
Gracias Sebastián.
                       
                               
SOBRE LA POESÍA DE SUSANA QUIROGA

        Querida Susana, me conmovió el poemario íntimo, Verano Intenso, que protagonizan tus nietos y tu esposo...la abuelita y el abuelito, "tenés que comer...todododododo", qué ternura. También esta mañana leí  "Una", donde despliegas imágenes creacionistas, con el tema del "desbande", donde te habita la sed y donde las palomas blancas también se dispersan y el arte poética de "enamorada / arrópame / en tu piedra / eres la hiedra / que busca el muro / para ser poema " Y el interrogante dual filosófico...qué soy---quién soy, desdoblando el presupuesto "cosa" y el presupuesto "identidad", como una enajenación ante la ausencia. Y el viaje a la infancia, como anagnórisis---es un riesgo que corro al escribirte esto--"en sillita de oro", qué maravilla, en serio.     
       Ahora preparo la comida para los muchachos, es un mediodía agitado más y voy y vengo con “Una” en la mano...en los viajes al Centro de Buenos Aires.
        Y qué decir del tema de la constelación y de la mirada, la constelación de estrellas como espejo y de pronto una "estrella....perdida", ese lucerito propio del paisaje jujeño.
        Hasta podría arriesgar aquello del “trabajo” en la hechura poética, pero en tus líneas parecen ya estar escritos en el instante inmediato anterior o posiblemente amasados mucho antes en tus recuerdos, el de ese esposo ido no del todo, claro. Conservar hoy el numen lírico que tú conllevas, no es poca cosa, atendiendo a posturas pretendidamente herméticas o a lugares comunes devenidos de la tradición, digamos, como apunta el término Umberto Eco, “la biblioteca”
        Lo sensual y el eros oblicuo, la partida, "cercado de grillos / emprendiste el vuelo / corazón mío", me da la sensación de un desgarro, en un acompañar aún, latente "tus dedos en mis dedos"...
        El intimismo queda guardado ahí, en ti, aunque se dispara con gracias hacia el papel escrito, el poema terminado.
        Pero el espejo no te devuelve la imagen, sólo la palabra y las " fotografías amarillas", en ese estado de perplejidad y de regreso a la infancia como refugio, volviendo a la "niña fascinada".
        En fin, quería escribirte esto, porque me alegro doblemente de haberte conocido.
        Seguiré leyéndote, un beso.

Sebastián Jorgi

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