la muerte me anda
siguiendo.
Voy a entregarle
mi cuerpo
y voy a seguir viviendo.
Sí, Jorge Calvetti se nos fue un 4 de noviembre. Y como siempre, cuando releo su poesía la emoción plena de nostalgia me embarga, siento que la muerte estuvo siempre presente en su vida, y aunque esperada, inaceptable, quizás por eso la encaraba líricamente.
Reproduzco su poema Balada
para su madre impregnado de un sentimiento de soledad y fe, añoranza y ternura. Allí está presente el hijo, el poeta en la
celebración del eterno amor.
Susana Quiroga
Balada para mi madre
Doña Benigna, ¿dónde está?
Hace tiempo que no la veo.
Alguien me dice que vendrá
Debe ser sólo mi deseo.
Muchas veces he
preguntado
“Doña Benigna, ¿dónde está?”
y después me quedo callado
y me envuelvo con mi orfandad.
Es el caso que hoy, sobre todo,
Doña Benigna usted no está.
Hoy cumplo años y de este modo
no soy más que mi soledad.
Usted camina por el cielo
me mira con inmensidad.
Eso puede ser mi consuelo
mas yo busco su realidad.
Su modo de pensar en mí
y de no pensar en usted.
Quiero la dicha que viví
pero usted, señora, se fue.
¿Qué hago con todos estos años
que yo no quise ni busqué?
Son cada día más extraños
y ninguno tiene un por qué.
Doña Benigna, estoy muy triste.
No sé cómo voy a existir
y sin embargo, usted insiste,
¡sigue empeñándose en morir!
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