sábado, 18 de noviembre de 2017

OFRENDA MUSICA



Duermo relajada, hace mucho que no sucedía. Y de pronto, con este aire caribeño en la casa de mi hija, vuelve a mí la armonía. Escucho el piano, ese que pobló mi hogar, esa melodía que era parte del aire, esa música que se desgranaba entre los dedos ágiles, infantiles: Para Elisa, Vals del Príncipe Kalender, Claro de luna de Beethoven…

          Inevitablemente, el corazón renace a los tiempos felices, y mis ojos se abren humedecidos a la ofrenda de mi hija que me despierta con aquella música.

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