Le dicen vaguada. Hace días que el cielo está nublado y llueve
desprevenido y la gente se refugia hasta que cesa la caída. Y los gritos de los
niños que salen de la escuela. Y las motos que llevan dos y tres y un paraguas grande
como de playa. Y las risas. Y las palomas que en los cables de luz hacen nido,
como alumnos obedientes al mandato de Cristóbal Colón en este bello Santo
Domingo. Y las orquídeas del balcón de mi hija rezan la plegaria del agua, de
la alegría de la vida.
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