miércoles, 25 de enero de 2012

NI UNA MUERTA MÁS en homenaje a Susana Chávez Castillo


Susana Chávez, nació el 5 de noviembre de 1974 en Cd. Juárez Chihuahua, México. Poeta, activista social, participó en diversas manifestaciones en contra de la violencia, de los feminicidios, pero sobre todo a favor de la promoción de actividades culturales. El 6 de enero de 2011 fue asesinada, sólo tenía 36 años. Directora de cortometrajes, y participó como modelo para la portada de la película "16 en la lista" película dedicada a los crímenes contra mujeres de Juárez. Estudiaba licenciatura en Psicología. El escritor y poeta Ricardo E. Anzaldúa dice de ella:

“…La conocí en el 2003 y de inmediato surgió una gran empatía entre los dos, misma que se convirtió en hermandad, en pocas palabras, nos hicimos "carnales" (junto con Arminé Arjona y Mauricio Rodriguez Zerck). Recuerdo nuestras largas charlas, lecturas, risas, caminatas y pisteadas hasta el amanecer; quedarnos roncos de tanto gritar, fumar, de discutir y concordar. La recuerdo amiga incondicional, hermana cariñosa, valiente activista, loca y creativa.  
En el 2004, en el VII Encuentro Internacional de Poetas en Ciudad Juárez, fuimos testigos de cuando pronunció su ya famosa frase "NI UNA MUERTA MAS" (Silvia Delgado, Ma Mercerdes Najera Migoni, Dolores Guadarrama, Juan Pablo Santana, Oscar Wong, Jesus Tafoya (qepd), Selfa Chew, Silvia Vergara, "Cabrito" Luis Valdez, Arminé Arjona, Leticia Ricardez, mi gurú de las letras Rafel Avila Lozoya (qepd), "Maga" Margarita Muñoz, Pedro Treviño, etc). Hace un año me manifesté ante los medios, bajo la consigna "Por un Chihuahua Libre y Sin Temor, con la intención que el gobierno se sensibilizara y mostrara sus condolencias con la familia y la comunidad cultural.  A un año, habrá un par de lecturas organizadas por grupos de activistas y feministas, pero no un homenaje organizado por las autoridades… Este año le encenderé una veladora y la recordaré con el corazón…”

 NADIE GUARDE SILENCIO 
 1
 Niñas mías
las más pequeñas de mis hijas
niñas de luz sol y maquila
niñas de agua arena y lágrimas

Destinadas a ser consagradas
indigno soy de mencionarlas
su agonía desgarra mi alma

Benditas son hoy y siempre entre todas las mujeres

Ricardo E. Anzaldúa

POEMA de Susana Chávez

“…Siempre ando a la cacería de tu palabra hoja
y sacudo mis zapatos en la puerta de tu raíz de ese
sucio lodo llamado miedo
…”

                                             Para: A. A. B.

Siempre en tu sombra
comprendo un poco más a la palabra,
y ¿sabes?, también al silencio.
Siempre hay una compostura al desorden,
y mis pulmones reciben ahogados tu aire.
Siempre me sacas las palomas de los ojos con tus
historias,
volviéndome destiempo.
Me asombro cuando me vuelves pájaro, Sacándome de
pronto de entre tus ramas
y me haces escurrir gotas de sonrisas aun cuando
traigo el corazón de piedra.
Una piedra que con tu soplo se deshace.

¿Dime, quién te hizo?
Qué bebistrajo consumió el carpintero
para tallar este sueño extranjero del mundo.
¿Qué materiales utilizo con tu alma?
Dime, con qué pasión se ensordeció
dándole corporeidad a lo que me hace renegar de la
muerte,
pero, pobre la muerte. Cuando escucha de ti solloza en
un temblor,
porque haz dejado preñada a la eternidad de tu
existencia.  
 
Yo siempre recomiendo tu aire.
Tu aire de raza nocturna,
tu aire que convoca remolinos en el desierto,
tu aire, desgarrón de la palabra intrincada,
respiración sabia de Dios,
despierto por todas partes,
tu aire que siempre se deja respirar.  

Ah, viejo, viejo!
Te has asociado con la armonía
y todos hemos caído de improviso a quitarte un fruto
de entre tus ramas.
Después, nada dijiste,
después, nada supimos decir.
y a mí, me haces aprender y olvidar tantas cosas
que ya no sé si tener o no memoria.
Siempre ando a la cacería de tu palabra hoja
y sacudo mis zapatos en la puerta de tu raíz de ese
sucio lodo llamado miedo.
 
  Ya indetenible déjame decirte...  
 
Perdón. Mi árbol más querido,
por obtener la madera con que me hice fuego,
haciéndote sangrar con mi hacha,
desdoblando, desvistiendo tu cuerpo
pero tus pájaros  volaron una noche a mi designio
y fue inevitable.
Esos pájaros dolorosamente me picotearon el alma
y no pude soltar el hacha de mi mano,
y después al volver mi vista a ti.
Tú, plantado.
Ofreciéndome aún tus ramas bajo la tarde,
bajo la lluvia, tus frutos, tus pájaros.
Ay, mi árbol de blancos muñones. 
 
El fuego que de tu madera hice aún está en el brasero
de mi alma.
Cada día lo mantengo vivo y lo cuido,
y canto, canto sin frío,
porque como tu madera
no hay otra en todos los mundos,
porque entre tu sombra
se comprende un poco más a la palabra,
y ¿sabes?, también al silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario