Paula Soruco, escritora jujeña, psicóloga, cálidamente, nos entregó en propias manos
su libro Ilob. Al leerlo,
encontramos textos que rozan el fluir de la conciencia, una escritura con un ritmo
y estética diferente que nos hace pensar en la vida y la condición humana, en
la visión de una joven que enfrenta el mundo con sus espacios de luces y sombras.
Un lenguaje rico y
fragmentado, sensual y dinámico, sortea las tres partes del libro con imágenes
alucinadas que exigen un lector atento, dispuesto a acompañar a un yo lírico
que juega, que observa, que arriesga, que invade con sensaciones y percepciones
que hablan de temas existenciales: amor, esperanza, desesperanza…
La autora ya publicó Illinois y Cornisa, ahora Ilob. ¡Felicitaciones!
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Dinamita. Horas que te fuiste y siento el retumbar. Explosiones de una playa cerebral. Llegan destellos, lucecitas breves en la conducción acuática de mis ojos frente al mar. Y así veo. Pelos de la luz y tu rostro sentado frente al mío, opinando sobre alguna cosa. Un año nuevo vestida de blanco brasilero. Estúpidamente transparente y feliz.
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Piernas
haciéndose nudo con otras piernas. Dormir trenzados y amanecer, en el cuerpo de
la conciencia de la trenza. Ese tipo de elasticidad para llevar. Erguidos y
lejanos continuar trenzados y que lluevan meteoritos. Vos allá, yo acá.
A quién pudo ocurrírsele que comerse una manzana pudiera desatar una fiera, murmurando cosas al oído. Soñé que construía un muro en el frente de mi casa y por falta de insumos o de convicción mutaba en cerco de leños
largos, algo relativamente fácil de saltar. Pasaba baldíos y mi papá en una habitación precaria cuidaba un fuego.
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